Salud Abejerucos! Feliz Año!
Este es el tercer año consecutivo en que la nueva generación que tomó el relevo de seguir representando a Los cencerrones, salió a la plaza del Fornico a pesar de la lluvia. Estos mozos y mozas que se ha comprometido a mantener una tradición que forma parte de las más ancestrales, y a la vez escasas, mascaradas que se conservan en la Península Ibérica. Ocho personajes (Cencerrón, Filandorra, Ciego, Molacillo, Gitano, Pobre, Madama y Galán) conforman el elenco de una obra que apenas ha dejado de representarse el 1 de Enero de cada año en Abejera. Ha evolucionado sin perder su esencia, y sin perderse en el devenir de nuevos tiempos.
Ninguno de los que salen a representar Los Cencerrones ha nacido en Abejera. Y solo uno se ha criado en el pueblo. Sin embargo, no existen diferencias en el entusiasmo de cada uno de ellos para continuar una tradición que les ha sido transferida de sus padres, abuelos o tíos. Todos han entendido el sentido de la fiesta y han querido mantenerla viva para que otros la disfruten y conozcan. Lo hacen con respeto, como si con ello veneraran a aquellos que se la han enseñado. Ninguno ha nacido en Abejera, pero a todos les une el pueblo. Abejera, aún en su época de despoblación mas severa, sigue uniendo en la distancia a todos aquellos que somos hijos (nietos o bisnietos) de esta tierra.
Mantener la cultura del pueblo hace que parezca mas lento el anunciado final. Abejera, como tantas poblaciones del noroeste de Zamora, se resiste a desaparecer. Atarnos a nuestras raíces nos permite mantener nuestra identidad como pueblo. Estos jóvenes que ya no han visto (por suerte) el trabajo duro en el campo, pueden vincularse sin embargo a la tierra a través de las manifestaciones culturales. Pero, a pesar de mantener actividades culturales vivas, el pueblo de Abejera agoniza. ¿Cuantos años más seguiremos existiendo? El desarraigo al que se nos ha abocado quizás pueda revertirse, pero el medio rural está en una fase terminal a la que no se está poniendo remedio.
Abejera, Aliste, Zamora...necesitan que se vaya mas allá de conservar tradiciones. Que nos movamos para conservar personas. Que vengan otras nuevas (nacidos o no en la tierra). Que no se pierdan servicios tan importantes como los médicos. La escuela ya cerró hace años, después de todo el esfuerzo para reconstruirla. Yo no quiero que mi pueblo se acabe. A pesar de vivir a miles de kilometros y de que se me considere ya como extranjera, sigo empadronada en el pueblo que me vió nacer. Sigo atada a mis raíces. Y mis raíces me obligan a no olvidarme de aquellos que conformaron parte de lo que hoy soy: paisajes, personas, costumbres, valores.
¡¡Abejera Siempre!!
![]() |
Cencerrón. Foto: Rakel Folgado |
No hay comentarios:
Publicar un comentario
comenta esta entrada!!